Son muchas las personas que consumen en situaciones sociales y no desarrollan una dependencia, sin embargo otras llegan a un consumo que se instala y la persona vive una situación progresivamente que lo lleva a consumir más y con mayor frecuencia ya que se empieza a sentir un malestar emocional o físico que desaparece con el consumo. Es por esta razón que la persona se va haciendo adicto y comienza a justificar sus consumos en todo momento y lugar.
Sabemos que ese porcentaje de personas que desarrollan una adicción, suelen atravesar difíciles trastornos de ansiedad o angustia, apatía, tristeza, soledad, aburrimiento, falta de motivación, problemas de conducta y muchos de estos estados son provocados por el consumo problemático de sustancias, sin embargo también están vinculados a historias de vidas personales.
Esta dificultad de vida que se ve en el adicto suele ser evidente para aquellos que están a su alrededor, pero para la persona que tiene el problema generalmente no es tan evidente.
Todos los que hemos pasado por un problema relacionado con el consumo de drogas, sabemos que la experiencia de haber estado enganchados con una o varias sustancias, complicaba nuestra vida y empobrecía muchas áreas debido a esa condición que teníamos.
En la mayoría de las personas que consumen problemáticamente o sufren una adicción, lógicamente surge un aspecto relacionado con el auto-engaño. Esto dificulta que la persona vea asociado el consumo de drogas, a situaciones de su propia vida que están bloqueando o perjudicando su despliegue personal.
Digo que es lógico el auto-engaño, porque si estamos enganchados, sabemos que nuestro organismo siente que necesita esa droga o esa conducta para vivir y funcionar, y el auto-engaño los ayuda a seguir manteniendo el consumo o la conducta problemática.
Ahora bien, cuando escucho a personas que son profesionales y trabajan en el campo de los consumos problemáticos de sustancias y las adicciones en general, juzgar, atacar, señalar y moralizar con su discurso el consumo de drogas, sugiriendo de entrada que " No le crean nunca a un adicto ", porque siempre hablará la enfermedad por él si está en consumo," provoca en mí, que no pueda evitar preguntarme ¿ cómo esos profesionales establecen un vínculo con aquellos que llegan a su consulta y tienen un problema con el consumo de drogas, si a priori sentencian que no se les puede creer nada a los adictos ? Si no les creen lo que vayan a decir, ¿ que tipo de escucha van a tener y que tipo de vínculo van a proponer en ese espacio terapéutico ?
Yo entiendo que la persona que tiene una adicción llega desorganizada, confundida, con una idea ambigua sobre si quiere o no dejar de consumir, y a esto se le suma el autoengaño, necesario para justificar el seguir consumiendo, y toda una serie de aspectos que pueden ser abordados en la entrevista. Ahora, en lugar de predisponerme a iniciar el vínculo con el sesgo de que todo lo que me diga va a ser falso porque está enfermo, y de esa manera no escuchar nada de lo que traiga a la entrevista, yo prefiero alejarme de ese lugar juzgador y predisponerme a escucharlo, entendiendo todo el condicionamiento que puede tener por su manera de aferrarse al consumo, pero sin juzgarlo, y además entendiendo de que si está en el espacio de consulta, es posible que esté de alguna manera aceptando que algo no anda bien en su vida.
Si mi actitud profesional es la de ofrecer empatía, es decir que puedo ponerme en el lugar en donde él o ella está y comprender su situación, y además puedo ser aceptante de esa situación actual en la que está, y por último puedo desde mi actitud transmitirle mi consideración positiva de lo que él o ella pueda estar siendo o haciendo en ese momento presente de su vida, es posible que todo ese cuadro de autoengaño, manipulación, mentira, desorganización y confusión pueda quedar al costado y la persona se abra a la persona del profesional, que lo escucha con respeto y lo hace sentir en un lugar seguro para bajar todas sus defensas.
Esto, en general, provoca que aquella persona que nos consulta y que se encuentra con estas actitudes de escucha no juiciosa por parte del profesional, realice un movimiento que lo incline hacia el lado del querer hacer algo en esa ambivalencia que siente por cambiar o no cambiar simultáneamente.
Siempre vi al autoengaño como una estrategia de supervivencia del consumidor problemático o adicto, fingiendo que todo está bien o completamente disociado de su problema, cuando por otro lado todo su alrededor lo ve y lo padece en la mayoría de los casos. Y esto no es una simple actitud de mentir o engañar o manipular, sino mas bien, como forma de protegerse. ¿ Protegerse de qué ?
Está claro que la persona que se hace adicta, siente que todo el dolor o la dificultad que vive en su vida, puede asumirse si se coloca, si está en un estado ficticio de seguridad a través de ese consumo que hace de esa droga o esa conducta, donde tiene momentos de disfrute, pero a un costo muy alto y muchas veces ni siquiera, porque es tan fuerte lo que vive, que el colocarse hace que potencie aún más su dolor.
La propuesta que hago con este artículo es que todos aquellos que trabajamos en adicciones, tengamos una manera diferente de acercarnos a las personas que sufren por su consumo de sustancias. Está claro, que si la persona llega al consultorio o al Centro de tratamiento, es porque ha cedido algo o se ha dado cuenta de que necesita ser acompañado de alguna manera. En esos casos, creo que confrontar el autoengaño característico en estas personas diciendo que habla la enfermedad por ellos, es un error.
En primer lugar, si la persona está en la sesión de consulta, uno puede escucharlo tratando de conectar con la situación que lo ha hecho llegar a nosotros y eso muchas veces ni siquiera es hablar de drogas.
Me ha pasado muchas veces que el consultante me habla de su mala relación con el padre, por ejemplo, o de su situación de no tener trabajo, o de la muerte de un ser querido, y eso hace que al escucharlo, pueda animarlo sin presionarlo, a que abra también su vínculo con la sustancia de la cual está haciendo un mal uso o de su adicción de años de vida.
Cambiemos la mirada a un enfoque Centrado en la Persona y no en la enfermedad o las drogas.
Juan Facundo Cincunegui
Counsellor con Especialidad en Consumos Problemáticos y Adicciones/Oriento, acompaño o derivo a personas y sus familias con problemáticas de consumo.
Información variable y confiable, sobre la práctica de acompañar procesos de cambio en personas con problemáticas de consumo de drogas.
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